Peinando el viento…

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El Peine del Viento (1.976). Eduardo Chillida (1.924-2002). Bahía de la Concha (S. Sebastián)
...Pero, casi tanto como la luz, el viento parece un habitante obligatorio de las esculturas de Chillida. Por los pasadizos que abre en la piedra, y que constituyen a veces pequeños laberintos misteriosos, o en esas elegantes ventanas geométricas que parecen estar allí para que por ellas se asomen al mundo exterior las criaturas que, según las leyendas más antiguas, han sido secuestradas y habitan en el corazòn de las rocas….
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… y aun en las ligeras incisiones que recorren las estelas o los recintos de aire que circundan los gigantescos brazos de hormigón o de hierro de las obras públicas de gran tamaño, circula siempre el viento, hálito refrescante, animador, que alegra y aligera el tremendo volumen...
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Son piezas imponentes, pero uno no se siente aplastado ni atemorizado por su potencia, gracias a esa respiraciòn que las humaniza. En las más grandes, además de circular por toda su geografía, el viento también silba y canta. …
Mario Vargas Llosa. Peinar el viento (2001)

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