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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Mi sombra…

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Mi sombra no es muy grande y va siempre conmigo, pero qué hacer con ella, yo nunca lo he sabido. Es idéntica a mí, mide lo mismo de alto, y salta junto a mí cuando a la cama salto. Lo más raro que tiene es que crece a su modo, no como hacen los niños, que es siempre poco a poco; porque a veces se estira cual si fuese de goma y es tan pequeña a veces que se esfuma y se borra. No tiene ni noción de cómo juega un niño, y encuentra mil maneras de ponerme en ridículo. Se nota que es cobarde por cómo se me pega, pero yo hago igual que ella: ¡me pego a mi niñera! Un día muy temprano, antes de verse el sol, salí al jardín: brillaba rocío en cada flor; pero mi sombra vaga, dormida y haragana, no se vino conmigo y se quedó en la cama. R. L. Stevenson ( 1.850-1.894)

El agua y la alberca…

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El agua que está en la alberca y el verde chopo son novios y se miran todo el día el uno al otro.  En las tardes otoñales, cuando hace viento, se enfadan: el agua mueve sus ondas, el chopo sus ramas; las inquietudes del árbol en la alberca se confunden con inquietudes de agua.   Ahora que es la primavera, vuelve el cariño; se pasan toda la tarde besándose silenciosamente. Pero un pajarillo que baja desde el chopo a beber agua, turba la serenidad del beso con temblor vago. Y el alma del chopo tiembla dentro del alma del agua. Pedro Salinas ( 1.891-1.951)

¿ Jerónimo… o Pietro ?

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San Jeronimo (detalle) Pietro Torrigiano. Museo Bellas Artes de Sevilla ¿Diez..quince...? Muchos años han pasado ya desde aquella lejana mañana en la que casi me caigo de la impresión. Ahora, tal vez, ante las suplicas de los vigilantes de la sala, hartos ya de los sobresaltos de los visitantes, han abierto el hueco de la pared y ya se te ve desde lejos. Para bien o para mal, el efecto sorpresa ha desaparecido… Sala del Museo de Bellas Artes (Sevilla) No me negarás que entrar en aquella habitación y encontrarte con esa actitud , a medio camino entre la amenaza y el ataque, no produce una lógica inquietud.  Te hacías llamar Jerónimo, pero ese barro cocido tiene toda la pinta de representarte a tí en toda tu violencia y arrepentimiento. Porque fama de camorrista ya traías cuando recalaste en Sevilla desde tu Florencia natal… San Jerónimo. Pietro Torregiani (1.472-1.528) Pero alma de Dios, ¿ A quien se le ocurre romperle la nariz a Miguel Angel? Si era c